lunes, 14 de julio de 2008

COLONIAS ESCOLARES


A finales de enero de 1958, el tren Puente Alto al Volcan llegaba a la estacion al atardecer. Alli, frente a la panaderia la "chilenita" a un costado de la calle Balmaceda, en medio de una humareda, vapor y un crujir de vagones y frenos se detuvo completamente. De la mano de mi padre, esperaba a un costado de la estacion la llegada de mis dos hermanas mayores, quienes habian pasado un mes en las colonias escolares de San Jose de Maipo. Para esa oportunidad, al tren Puente Alto al Volcan se le habian acoplado exepcionalmente otros dos vagones de madera. La algarabia de los escolares bajando del tren del Volcan y subiendose inmediatamente al del Llano de Maipo era todo un espectaculo. Gritos, empujones, bolsos y sacos, algunas caidas y rodillas raspilladas, flores salvajes cortadas en algun cerro y llevadas ya marchitas a casa, confituras y dulces comprados a la rapida me dejaban atonito. Los gritos estridentes de los pequeños se mezclaban con la voz inconfundible del vendedor de pastillas y chicles, conocido de toda la ciudad. Palomitos, calugas y cocadas eran arrancadas del pequeño puesto del vendedor quien no daba abasto a tanta subita y abundante demanda. Mas alla, otro vendia globos, cuchuflis y barquillos, una señora de mejillas rosadas ofrecia empanadas de horno. La estampida de los muchachos cambiando de tren con destino a Santiago, habia levantado una nube de tierra que todo invadia, mezclandose con las ordenes dadas a todo pulmon por los profesores y acompañantes. Desde alli, desde ese tumulto, caos, vapor, humo, tierra y confusion vi aparecer a mis dos hermanas mayores. Me parecieron impecables con un delantal blanco. Estaban sonrientes, mas gordas talvez, un poco quemadas por el aire cordillerano, pero sanas y felices. Se acercaron y comenzaron los besos y saludos. Caminamos en direccion sur por Concha y Toro, atras iba quedando el bullicio y la nube de tierra...Regresabamos a casa.

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