lunes, 14 de julio de 2008

UNA CARRERA PERDIDA DE AVANCE

Me cambiaron de escuela en el año 1961. Iria ahora a Santiago, nuevos compañeros y nuevo local me recibieron. Desconociendo todo lo que me rodeaba, supe que me costaria mucho adaptarme ahora en adelante. El viaje desde casa a la nueva escuela en la avenida Ecuador, alla mas abajo de la estacion central me tomaba mas de una hora y media de trayecto. Tomaba el bus hasta Santiago cada mañana y en Plaza Italia una micro o el trolley bus por la Alameda hasta la escuela. Dentro de mi caos interior por el subito cambio, habia solo algo que me era familiar, era muy mio y me tendia un lazo como un cordon humbilical conectandome a mi querida ciudad natal. Era la silueta del tren de las siete, el que llevaba los trabajadores hasta la capital. El salia siempre a su hora de la estacion de Puente Alto, pero los nuevos buses diesel que la Empresa de Transportes Colectivos del Estado ahora habia adquirido eran mas rapidos. Casi siempre lo atrapabamos en el mismo sector. Comenzaba entonces una carrera entre el fuso y el Llanero, perdida de avance para este ultimo. Los buses Mitsubischi podian desarrollar puntas de hasta cien kilometros y mas, el viejo y desvencijado de madera no pasaba de los setenta. Alla lo veia ir quedando atras y desaparecer a veces entre los arboles y matorrales, quedaba tambien con el mi pena pues presentia aproximarse su ocaso. Un dia cualquiera no aparecio mas, ya no hubo carreras, solo rieles oxidados y paraderos vacios. El tren del Llano de Maipo habia agonizado.

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